LA CIENCIA DE LA MEDITACION
LA CIENCIA
DE LA
MEDITACION
CAPITULO I.
En tanto uno no haya experimentado directamente eso que no es del tiempo eso que es la verdad no tendrá esa energía, ese ardor, ese incentivo, esa fuerza continua que se necesita para trabajar terriblemente sobre si mismos en estos tiempos modernos, los aspirantes son tibios, no trabajan sobre sí mismos en forma continua, ardientemente; esto se debe precisamente, al hecho concreto de que nunca han experimentado realmente eso que está más allá del cuerpo, los afectos y la mente, eso que es la verdad. No es posible tener incentivo para el trabajo continuo sobre sí mismo, si no se ha experimentado previamente lo real.
Aquello que está al otro lado del río es eso que no es del tiempo... eso es eso y tú no lo conoces.
Nosotros, los hermanos de Servicio, sufrimos mucho
por estos pobres humanoides que viven en este valle de amarguras, queremos
llevárnoslos al otro lado del río.
Lo que uno siente en su corazón, el dolor que un instante dado le aflige tiene su raíz en el tiempo.
Al otro lado del río esta siempre aquello que nada
tiene ver con el tiempo.
El mí mismo es lo complicado, inconsciente y
doloroso. El SER es lo simple, feliz y consciente. El mi mismo es un nudo que
hay que desatar. El SER es PLENITUD PERFECTA.
Capítulo II.
¡Incuestionablemente la Unidad se reduce a todas las
Cosas!
Decir esto en forma enfática, resulta cosa fácil,
comprenderlo es un poco más difícil, más no imposible.
Sentirlo, experimentarlo directamente, vivenciarlo
es casi imposible.
Quienes alguna vez han pasado por tal experiencia
mística, saben lo que es “EL VACIO ILUMINADOR”.
Solo esos, los pocos, conocen directamente eso que
está más allá del Cuerpo, los afectos y la Mente, eso que es la VERDAD.
Afirmar intelectualmente que somos el árbol, el
pájaro que vuela, el pez, el sol, los soles, resulta muy fácil.
Identificarnos con el árbol, con el pájaro, con el
pez, con el sol, con los soles, en estado de éxtasis y luego sentirnos siendo
todo eso, resulta muy sencillo y al alcance de cualquier místico iluminado, es
sencillísimo.
Ser realmente el árbol, el pájaro, el pez, el sol,
los soles, resulta casi imposible, es “SUNYATA” la experiencia del “VACÍO
ILUMINADOR”.
Para comprensión de nuestros lectores diremos que
una cosa es identificarse con el árbol y otra muy distinta ser el árbol.
En “SUNYATA” experiencia directa del Vacío
Iluminador, se es realmente el árbol, el pájaro, el pez, el sol, los soles, el
mundo, los mundos, todo lo que es, ha sido y será.
Cuando se tiene “Ego” la Esencia regresa como LA
LAMPARA DE ALADINO a la botella, el interior del ego.
Así se pierde el “SUNYATA”, la experiencia mística
de lo real.
Es precisamente en “SUNYATA” cuando se experimenta
directamente eso que es la VERDAD.
La Esencia en “SUNYATA” se mueve libremente en el
seno del “VACÍO ILUMINADOR”.
La gota se sumerge entre el océano de aquello que
nadie entiende.
Lo que es realmente nunca es entendido por aquellos
que viven en el tiempo.
Eso que
experimenta la Esencia, aterroriza espantosamente al ego, Ser todo y no ser
alguien resulta espantoso para quienes retroceden en la “aniquilación
Buddhista”.
La autentica felicidad del SER horroriza al ego.
En “SUNYATA” existe un elemento que transforma
radicalmente.
Quien alguna vez ha experimentado el “SUNYATA”
trabajara intensivamente sobre sí mismo, sin desmayar jamás.
En el “VACIO ILUMINADOR” se siente lo que nunca se
puede expresar con palabras.
Eso que se siente en el SER causa dolor al ego.
El SER y el EGO son incompatibles. Son como el agua
y el aceite nunca se pueden mezclar.
En “SUNYATA” la gota se diluye más y más entre el
gran océano... Se extiende terriblemente.
¿Adónde nos llevara?
Aúlla el huracán entre las gargantas de las
montañas, el mar azota la playa, se estremece la tierra en sus intimidades.
Todo esto no son sino incidentes pasajeros, vanos
aleteos, ligeras vibraciones que se pierden entre eso que está más allá del
cuerpo, los afectos y la mente.
En el gran océano se diluye, la conciencia
extendiéndose aterradoramente; es río, es mar y mucho más que todo eso.
Toda esa profundidad es terriblemente divina; océanos
sin orillas.
Los dioses son tan solo olas de luz entre el océano
profundo de eso que no tiene nombre.
La conciencia superlativa del SER, se extiende, se
amplía aterradoramente y presiente que al fin ha de perderse en algo aún más
profundo.
Si el ego no existiera, toda posibilidad de terror
sería algo más que imposible.
Desgraciadamente el ego, aún existe y teme a la
ANIQUILACION BUDDHISTA.
Es precisamente el “mi mismo” quien transmite su
pérfida vibración a la conciencia superlativa del SER.
Entonces el místico exclama: y yo, entonces... ¿qué
será de mí?
Teme el místico dejar de existir... se horroriza...
sabe que ha de perderse en la “TALIDAD” (LA TOTALIDAD).
Así es como se pierde el SATORI, el éxtasis, el
Shamadí, y se vuelve al interior del “mi mismo”.
Cuán pocos resisten con éxito el SUNYATA BUDDHISTA.
En realidad la TALIDAD está mucho más allá del
universo, de la relatividad.
Incuestionablemente “LA TALIDAD” está también
muchisimo más allá del VACIO ILUMINADOR.
La maquinaria universal de la Relatividad y su opuesto, EL VACIO
ILUMINADOR, son tan solo los opuestos de eso que es y sin embargo no es.
“LA TALIDAD” es la síntesis de esos opuestos,
aquello que existe más allá de toda posible existencia.
Indubitablemente aquello que existe más allá de toda
posible existencia, es realmente eso que no es absolutamente para la mente.
“EL VACIO ILUMINADOR” es tan solo el vestíbulo de la
sabiduría; tú lo sabes.
Quien esto escribe experimentó por tres veces
consecutivas el “VACIO ILUMINADOR”; ahora parla porque.
Capitulo III.
“ESENCIA Y PERSONALIDAD”
La Esencia sumergida entre el “VACIO ILUMINADOR”
experimenta lo que nadie experimenta.
Sumergida la gota entre el gran océano de la luz,
percibe lo que la gente nunca percibe.
Lo que es real para la Esencia, no le interesa a la gente.
En el “VACIO ILUMINADOR” la Esencia percibe y
transmite.
Lo que la Esencia percibe llega a la personalidad
humana; en esos momentos los centros emocional y motor se unen al centro “intelectual”.
Las experiencias místicas de la Esencia, durante el
Extasis, al ser recibidas por el Centro Intelectual, informan también a los
centros emocional y motor.
Esto se debe a la integración de los tres centros
durante el EXTASIS PROFUNDO.
Gracias a todos estos procesos psíquicos, cuando el
éxtasis concluye y la Esencia regresa al Interior del cuerpo, no se pierden los
recuerdos de eso que experimentamos en ausencia del “mí mismo”.
En realidad lo que la Esencia experimenta en
ausencia del “mí mismo” es la felicidad de aquello que no es y sin embargo es.
Dicha grande la de la plenitud; entonces nos movemos
más allá del tiempo en eso que nadie entiende.
SENTIMIENTO PURO PERO ILUMINADO por algo que la
razón subjetiva ignora.
Sentimiento que NO es sentimiento pero que si es
sentimiento.
Sentimiento terriblemente profundo, en eso que nadie
entiende.
Sentimiento del sentimiento, convertido en hechos
concretos pero desconocidos para el razonamiento meramente subjetivo.
Luz en la luz, inteligencia muchísimo más allá de
toda posible inteligencia. Cuestión de cuestiones que solo entender pueden los
DHARMAKAYAS.
Dichosos aquellos que poseen el cuerpo glorioso de
los “DHARMAKAYAS”. Esos seres perfectos se mueven exactamente más allá del bien
y del mal.
Dichosas criaturas esas que vestidas con el cuerpo
ESENCIA DEL SER, moran en la zona geométrica existente entre el universo de la
relatividad y el “VACIO ILUMINADOR”.
Escrito está en el “LIBRO DE LA VIDA”, que los
“DHARMAKAYAS” de la Gran Ley, han de pasar previamente por el estado de
“SAMBOGAKAYA”.
Aquellos que se mueven en todas las regiones del
universo, antes de su liberación final, son dichosos con el “CUERPO DE
DISFRUTE” le maravilloso vehículo de “SAMBOGAKAYA”.
Indubitablemente antes de recibir la portería del
universo, debemos arreglar cuentas con la Tesorería un poco más allá del AEON 13, tú lo sabes.
Los DHARMAKAYAS con el “CUERPO ESENCIA” o “CUERPO
LEY” después de arreglar cuentas en la Tesorería, se sumerge en el “VACIO
ILUMINADOR” y posteriormente ingresan a la “TALIDAD”.
Capítulo IV
“LA RELAJACIÓN”
Acuéstese el asceta gnóstico en decúbito dorsal,
(boca arriba) con la cabeza hacia el oriente.
Puede acostarse en su lecho o en la perfumada tierra
o donde quiera.
Delicioso es acostarse a meditar, en los floridos
campos, o entre ese rumor encantador de los pinares solariegos, donde las aves
cantan.
También puede el asceta gnóstico acostarse sobre las
rocas de las montañas o en los acantilados del borrascoso ponto.
Las rocas amigas brindan consuelo a los ascetas
gnósticos.
Colocar vuestro cuerpo, ya en forma de una hermosa
estrella de cinco puntas ya en forma de hombre muerto, escoged la figura.
La pentalfa resulta profundamente esotérica; ella
puede defenderos de los ataques de los tenebrosos.
La posición de hombre muerto es profundamente significativa: “La muerte es
la corona de todos” tú lo sabes.
Debes entonces parecer un cadáver; los pies
tocándose con los talones y las puntas de los mismos separadas en forma de
abanico.
A lo largo del cuerpo se extienden los brazos de
cadáver. Respirad ahora como respiran los niños recién nacidos; observad a los
pequeños poned atención en su forma de respiración, imitadlos durante la
meditación.
Cuan bellos
son los niños recién nacidos; su
respiración es ciertamente la del ALMA DEL MUNDO.
El olor de las criaturas recién nacidas, resulta
silvestre, sabe a bosque, a montaña, tiene un no se que.
En las inocentes criaturas sólo se manifiesta la esencia
pura e inefable.
Ahora
podemos explicarnos por si mismos el motivo fundamental por el cual los recién
nacidos son autoconcientes.
Sin embargo las gentes mayores con mucha
autosuficiencia, suponen que el recién nacido es inconsciente.
Observad a los niños recién nacidos; sus
cuerpecillos en la cuna relajados tienen un aspecto inefable.
Imitad a las criaturas recién nacidas, relajad
vuestro cuerpo como los niños lo relajan.
Que ningún músculo quede en tensión, las piernas y
los brazos de las criaturas recién nacidas perecen de seda.
Duermen los niños recién nacidos deliciosamente
entre sus cunas felices y sin problemas de ninguna especie.
Imitad a
los niños inocentes durante la meditación interior profunda. Reconquistad la
infancia en la mente y el corazón.
Capítulo V
“RELAJACIÓN DE LA MENTE”
Vivid de instante en instante, de momento en
momento, sin el doloroso peso del pasado, sin preocupaciones por el futuro.
Relajad la mente. Vaciadla de toda clase de
pensamientos, deseos, pasiones, etc.
No aceptéis dentro de tu mente ningún pensamiento.
¡Antes que la llama de oro pueda arder con luz
serena, la lámpara debe estar bien cuidada al abrigo de todo viento!.
¡Los pensamientos terrenales deben caer muertos a
las puertas del templo!.
La mente debe estar quieta por dentro, por fuera y
en el centro.
Así en meditación profunda y con la mente relajada
experimentareis lo Real.
Entregaos a vuestro Dios Interior profundo, olvidaos
completamente de la mundanalidad.
Durante la meditación mantened los párpados
cerrados.
Que vuestro vehículo físico se adormezca
deliciosamente.
La meditación sin sueño destruye el cerebro y daña
la mente.
La meditación profunda debidamente combinada con el
sueño, conduce al éxtasis, al SHAMADI.
Combinad sueño con meditación en proporciones
armoniosas.
Nunca olvidéis la LEY DE LA BALANZA.
Necesitáis realmente de un 50% de sueño y de un 50%
de meditación. PRACTICAD LA MEDITACIÓN cuando os sintáis predispuestos al sueño
normal.
El panadero que quiere preparar pan, deberá saber
combinar las diversas cantidades de agua y harina.
Si pone más agua que harina, no le resultará el pan
al panadero.
Si pone mucha harina y poco agua tampoco
resultara el pan al panadero.
En forma similar es el proceso de la Meditación.
Si ponemos más sueño que meditación, caeremos en la
inconsciencia.
Si ponemos más meditación que sueño arruinaremos la
mente y el cerebro.
Empero, si sabemos combinar armoniosamente sueño y
meditación, lograremos eso que se llama SHAMADI, ÉXTASIS.
Quienes pretenden meditar eliminando radicalmente el
sueño, se parecen aquél que intenta poner el automóvil en marcha haciendo
presión violenta sobre los frenos.
Otro ejemplo os permitirá aclarar mejor todo esto.
Imaginar por un momento a un jinete sobre su
cabalgadura.
Si el jinete quiere poner en marcha al caballo,
deberá aflojar las riendas; más si en vez de hacer esto jala las riendas a
tiempo que hiere a la bestia con las espuelas entonces habrá algo absurdo el
pobre animal entrará en desasosiego; se parará sobre sus patas, relinchará y
hasta arrojará con violencia al jinete.
Exactamente sucederá algo similar al devoto que
intenta meditar eliminando el sueño.
La relajación mental debe ser perfecta.
Cualquier idea, deseo, pensamiento, etc., que en un
instante dado se atraviese por la mente produce tensiones y esto no es
relajación.
El relajamiento perfecto de la mente excluye deseos,
ideas, pensamientos, recuerdos, pasiones, etc.
Vaciar la mente, convertirla en un pozo sin fondo,
profundo, es realmente relajarla.
La mente superficial es semejante a un charco en el
camino; cuando sus aguas se evaporan
bajo los rayos solares, solo queda el lodo y la podredumbre.
La mente profunda relajada maravillosa, es como un lago insondable, donde viven
innumerables peces y hay vida en abundancia.
Cuando alguien lanza una piedra a un lago apacible y
sereno, se producen ondas rutilantes que van desde el centro hacia la periferia
esa es la reacción del agua ante el impacto proveniente del mundo exterior.
Similarmente diremos que la mente relajada es como
un lago apacible y sereno donde se refleja el panorama del universo.
Los impactos provenientes del mundo exterior al caer
en el lago de la mente originan ondas que van desde el centro a la periferia.
Esas ondas agitan la mente de los anacoretas y les
llevan al fracaso, la mente debe ser controlada desde el centro a fin de que
nunca reaccione ante los impactos provenientes del mundo exterior.
SAMAEL AUN WEOR